11.3 LEE EL CAPÍTULO

Precepto 11: No dañes a una persona de buena voluntad

11. NO DAÑES A UNA PERSONA DE BUENA VOLUNTAD.1

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A pesar de la insistencia de los hombres perversos en que todos los hombres son perversos, hay también muchos hombres buenos por ahí y mujeres que también lo son. Tú puedes haber sido lo suficientemente afortunado de conocer a algunos.

De hecho, la sociedad funciona gracias a los hombres y mujeres de buena voluntad. Los funcionarios, los líderes de opinión, aquellos que hacen su trabajo en el sector privado son, en su gran mayoría, gentes de buena voluntad. Si no lo fueran, hace ya mucho que habrían dejado de prestar servicio.

Es fácil atacar a estas personas; su misma decencia les impide protegerse demasiado. Sin embargo, la supervivencia de la mayoría de los individuos en la sociedad depende de ellos.

El delincuente violento, el propagandista, los medios de difusión sensacionalistas tratan, todos ellos, de distraer la atención de uno del firme hecho cotidiano de que la sociedad no funcionaría bien en absoluto si no fuera por los hombres de buena voluntad. Como ellos cuidan las calles, aconsejan a los niños, toman las temperaturas, apagan los fuegos y hablan con sentido común y voz calmada, uno tiende a pasar por alto el hecho de que las personas de buena voluntad son las que mantienen al mundo funcionando y al hombre vivo sobre esta Tierra.

Sin embargo, se les puede atacar y deberían recomendarse y adoptarse fuertes medidas para defenderlos y protegerlos de daños, ya que tu propia supervivencia, la de tu familia y la de tus amigos depende de ellos.

El camino a la felicidad
puede seguirse mucho más fácilmente
cuando uno apoya a las personas
de buena voluntad.

  1. 1. voluntad: modales o actitud hacia otros; disposición. Tradicionalmente, “hombre de buena voluntad” significa aquel que tiene buenas intenciones hacia sus compañeros y trabaja para ayudarles.